El Amigo Invisible

Ayer se celebró en Valencia la feria del “Pongo”…o lo que es lo mismo, una carpa enorme donde cada uno lleva todos esos regalos que alguna suegraamigaprimaovecina le ha hecho alguna vez en su vida y que le ha hecho preguntarse aquello de ¿y dónde lo PONGO?, de ahí su nombre.

A ver, como concepto es bueno porque te deshaces de mucho lastre absurdo peeero, eso puede ser un arma de doble filo, ya que puedes encontrarte con tu prima vendiendo el CD de Leonardo Dantés que le regalaste con todo tu cariño o, al contrario, que tu suegra te pille promocionando a voz en grito que regalas un paquete de tabaco a quien compre la bufanda horrible que te regaló por tu último cumpleaños.

Yo no vivo en Valencia pero, si lo hacen en Madrid, pienso ir a hacer acopio de horteradas para regalar en “El Amigo Invisible” de la oficina que se hace todos los años por Navidades y que resulta la excusa perfecta para tocarle las narices a Pepito que siempre se cuela en el comedor o a Manolito que aparca siempre tan pegado a ti que has decidido ir al endocrino para poder salir del coche por las mañanas.

En mi casa estoy haciendo campaña para instaurar El Amigo Invisible como juego oficial del día de Reyes porque, entre hermanas, cuñados, sobrinos, etc…yo me pego todo el año ahorrando para que ellos disfruten de un polo de Lacoste estupendo mientras yo llevo mi jersey de marca blanca tan desgastadito que voy estoy pensando en plantarle unas coderas de Sport Billy que he rescatado en este cambio de armario.
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El Euribor bajando, la bolsa subiendo y los americanos decidiendo si quieren un presidente negro o eligen al señor con nombre de patata frita para gobernarnos a todos, que digo yo, si fuese cualquiera de los dos, le dejaba otra vez sitio a Clinton (Bill) porque es el único que consiguió que una chica guardase un vestido sucio durante dos años….¡¡eso si es ahorro!!