sábado, 5 de abril de 2008

VIAJES

La última vez que estuve en el aeropuerto me di cuenta de una cosa: las familias ya no viajan como antes. Ahora, con esto de que cada familia española tiene como media 1,5 hijos (1,5? Eso será un hijo y tres consolas más o menos) .Van a Disneyland, visitan ciudades y museos y llaman a sus amigos desde Los Angeles con su móvil particular y si te descuidas, denuncian a sus padres por hacerles sufrir el mal de la clase turista.

Cuando yo era pequeña, no teníamos ni mis hermanas ni yo el mal de la clase turista porque, básicamente, no hacíamos turismo. Nos metíamos seis personas en un Renault 12 a rebosar de maletas, bolsas y juguetes para pasar el verano en el pueblo, que en mi caso estaba allá en el final de la tierra y tardábamos dos días en llegar…En aquellos interminables viajes no había consolas, mi madre no nos dejaba leer para que no nos mareásemos y todo lo que podíamos hacer era mordernos las uñas de los pies, contar clubes de carretera o pegarnos los mocos las unas a las otras. Bueno, también podíamos cantar todo el repertorio de Juan Pardo o Serrat que mis padres llevaban puesto.

En el pueblo no hacíamos fotos en monumentos exóticos ni visitábamos ningún museo, allí nos volvíamos salvajes durante tres meses y engordábamos una media de 5 kilos a base de bocadillos de filete de ternera, bollos del tamaño de alguna ciudad europea y helados La Sirena porque el de Frigo no debía tener huevos ni camiones todoterreno para llegar hasta aquel pueblo.

Qué paz aquella.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí me gusta sacar imágenes de las cosas que leo, me las invento, me las como, me las guardo dentro.

Y con esto:
"...que en mi caso estaba allá en el final de la tierra"

he podido ver lo que no has descrito y existe en ese lugar...

Por lo demás es así como lo describes, las vacaciones que todos tuvimos alguna vez :)

Besos