martes, 15 de abril de 2008

El Gimnasio

Hoy he empezado a hacer ejercicio. Llevaba mucho tiempo queriendo empezar otra vez a tener la rutina de una vida sana pero he de reconocer que el otro día, cuando me miré al espejo, me di cuenta que mi silueta se parece más a la de una botella de Baileys que a un cilindro, una campana o como quiera que se le llame ahora a las que nos sobran unos cuantos cientos de gramos.

Aquí en la oficina tenemos un gimnasio y eso, dicho así, queda estupendo ¿verdad?, pero no, el sitio donde nosotros hacemos gimnasia se parece más a las cuevas de Altamira que al Holiday Gym, pero es que no hay otra cosa y no pienso pagar por sudar en un sitio mejor decorado, porque al fin y al cabo, el sufrimiento es el mismo.

En nuestro gimnasio tenemos un montón de máquinas para hacer ejercicio que están estratégicamente orientadas para que, mientras sudas, te veas reflejada y te des cuenta de cuánto necesitas tu el gimnasio…

Después de una hora de ejercicio cardiovascular he ido a comer un delicioso plato de espárragos blancos mientras mis compañeras “las flacas” se metían para el cuerpo un montón de empanadillas, croquetas y un arroz con leche…eso para mi, que me gusta comer, se me hace más cuesta arriba que todo el ejercicio de antes.

Ahora estoy muerta de cansancio, tengo un hambre horrible y sólo me sale echarle la culpa de todo esto a la “sociedad de consumo” que siempre tiene la culpa de todo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo importante es que estés bien contigo misma.

Frase tópica donde las haya pero que infunde ánimos, que es de lo que se trata, no?

La clave es la constancia :)

Un saludo!

El Bicho Bola dijo...

Si yo estoy bien...la que no está bien conmigo es la talla 38, andamos peleadas desde hace unos años!